domingo, 16 de mayo de 2010

UNA FIESTA SOLEMNE



ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Hoy celebramos los cristianos, con gran solemnidad, la festividad de la Ascensión del Señor a los Cielos, en el domingo anterior a Pentecostés. Es una de las fiestas más importantes en el calendario litúrgico. Los evangelios nos narran que cuarenta días después de la Resurrección, después de haber cumplido su misión en la tierra, Jesús se reunió con sus discípulos y les dio las últimas instrucciones. Poco después, se fue elevando hasta que le perdieron de vista, oculto por un nube. Una nueva etapa se abre. Los discípulos deberán continuar su obra. La semilla del amor estaba sembrada y era tiempo de cuidarla y hacerla crecer. Por nuestra fe, tenemos la absoluta seguridad de que volverá al fin de los tiempos, pero nos ha dejado una importante tarea de transformación de la sociedad. No lo vemos físicamente, pero está entre nosotros animándonos a seguir su ejemplo. La Ascensión es un signo de confianza en la Providencia, pues así sabemos que está junto al Padre intercediendo por nosotros.
Jesús María Uriz

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