miércoles, 24 de agosto de 2011

DÍAS DE AGOSTO EN LA MONCLOA

A pesar del calor que hace en esta segunda quincena de agosto, creo que es necesario escribir algunas palabras sobre las hazañas de Rodríguez Zapatero en las últimas semanas de inquilino en el Palacio de la Moncloa. Cuentan los más ancianos del lugar que en el Palacio del Pardo, por la noche, aparecía siempre una ventana iluminada. Indicaba, de una forma alegórica, que siempre estaba Franco cuidando de nosotros. No pretendo que nuestro presidente ponga tanto interés en nuestras vidas y haciendas. Sus cambios de humor y de política nos han dado ya bastantes sobresaltos para quedarse tantas veces en humo de pajas. Por favor, cuide un poco menos de nosotros y tomese unas largas vacaciones. En el trámite parlamentario de sus últimas medidas económicas, sacó de la chistera una reforma constitucional para poner límites al gasto público. ¿Era necesaria? ¿Es una imposición de nuestros acreedores? Sin explicaciones, sin debate ciudadano,  pretende aprobarla de manera precipitada. Una mala sensación de vacío de poder, de confusión, sin una voz clara que nos indique a dónde vamos, se va introduciendo en el ambiente. En cuanto al enésimo paquete de medidas, sólo decir que pondrán las cosas un poco más dificiles al próximo presidente. Son los últimos días de un Gobierno que estuvo a espaldas del pueblo al que no supo o no quiso escuchar. Triste balance que dejo para posteriores análisis.

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