viernes, 22 de junio de 2012

TIEMPOS DIFICILES

Estamos viviendo situaciones muy complejas que escapan, en numerosas ocasiones, a nuestra comprensión. Desde los poderes públicos nos piden sacrificios que aceptamos por el bien común pensando que algún día todo pasará como si fuera un mal sueño. Los éxitos que se están produciendo en los partidos de la selección española de fútbol no pueden ocultar la dura realidad que estamos viviendo. Hay sucesos que hacen que nuestra confianza en las instituciones de nuestra democracia cada vez sea más reducida. El Tribunal Constitucional, víctima de los vaivenes políticos, está sacando resoluciones "a la carta", que producen estupor e incomprensión. Desde la aceptación de la expropiación de Rumasa hasta la "legalización" de algunos partidos recientemente, su historia está jalonada de resoluciones polémicas donde los principios han sido sustituidos por las conveniencias del momento. Es un  grave error llevar las legítimas diferencias políticas al funcionamiento de las más altas instituciones del Estado. Lo ocurrido con Carlos Dívar en el Consejo del Poder Judicial no puede acabar con su dimisión. La confianza en jueces y magistrados ha quedado muy dañada por las interferencias políticas. Su imparcialidad e independencia debe demostrarse en su trabajo diario. La crisis de liderazgo y proyecto que sufre el Partido Socialista tras la derrota en las últimas elecciones es necesario que se resuelva bien. El Gobierno está haciendo un gran esfuerzo para lograr la ayuda de nuestros aliados en estos momentos de dificultades. España debe estar entre los grandes y hacer valer su gran potencial económico y humano. Rubalcaba, con sus métodos, no solamente no ayuda sino que pone piedras en el camino. Carece de capacidad para adaptarse a una situación que, desde el apoyo o la discrepancia, nos exige mucho a todos. Consenso en lo fundamental y disenso, si es necesario, en lo accesorio puede ser un buen lema. No tiene más razón quien más grita. Hay que ir aprendiendo.

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