domingo, 4 de mayo de 2014

ESPAÑA, ENTRE EL TEMOR Y LA ESPERANZA

La tibia luz de un sol de primavera aparece por la ventana iluminando la estancia donde me encuentro en la mañana de este primer domingo del mes de mayo. La economía empieza a darnos algunas alegrías en medio de una lógica incertidumbre. La esperanza de que las cosas pueden ir mejor se va abriendo camino en medio de las lógicas dificultades. Tenemos que creer en nuestras posibilidades, fijar unos objetivos. Somos un gran pueblo, capaz de lo mejor y algunas veces también de lo peor. La crisis política y económica que estamos pasando ha producido un gran desgarro en nuestra sociedad. El muy elevado número de personas sin trabajo es el mayor problema entre nosotros y atenderlo debe ser la máxima prioridad para políticos y agentes sociales y económicos. Catalanes y vascos son víctimas de movimientos secesionistas que no son otra cosa que el producto de ambiciones personales de políticos sin escrúpulos, principalmente en Cataluña. Los sindicatos de clase (?) deben afrontar una profunda reforma de unas estructuras y proyectos anclados en un pasado remoto y ajenos a la rápida evolución de la sociedad. No todo es negativo. En algunos casos, la flexibilidad y el diálogo entre empresario y trabajadores ha dado frutos positivos. Ese puede ser el camino. Dentro de unos días, las urnas recibirán nuestros votos en las elecciones al Parlamento Europeo. Son importantes y no deben ser utilizarse para ventilar temas interiores de los estados. Es necesario que vayan los mejores y más preparados. Necesitamos que nos digan para qué quieren nuestro voto y qué van a hacer en nuestro beneficio y del conjunto de los europeos. Es nuestro derecho.  

 

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