miércoles, 27 de abril de 2016

DEMOCRACIA A LA CARTA

No podemos construir en España una democracia sin demócratas. Esta es una especie que se está extinguiendo entre nosotros. Meses después de las elecciones nos encontramos en un bloqueo político por la intolerancia de unos, el desprecio del adversario político de otros y la sinrazón que como un cuervo vuela sobre nosotros. Se afirma, sin ningún rubor, que el voto de los ciudadanos es puramente instrumental sin valor. La política se decide así, no en debates públicos en el Parlamento, sino en una especie de mercadeo donde, en secreto, se cruzan ofertas y contraofertas, papeles secretos. No podemos consentir que se diga que el candidato que obtuvo más votos y diputados ha perdido las elecciones porque sea víctima de intrigas de despacho y pactos hechos en reuniones clandestinas. La política puede hacerse con nobleza, tratando que buscar lo mejor para el pueblo, antes que nuestras legítimas aspiraciones. Los ciudadanos para ejercer su derecho de voto tienen que tener claro lo que votan sin trampas ni engaños. Tenemos que distinguir el programa electoral, que no pasa de ser un catálogo de intenciones, del programa de investidura que, sin traicionar los principios, puede contener aportaciones de quienes ofrecen su apoyo. Una vez conocida la realidad, el programa de gobierno debe conciliar los intereses de la mayoría de los ciudadanos, en orden al bien común. Los debates electorales son interesantes, pero no pueden convertirse en combates de boxeo donde se trate de noquear al adversario. Nuevos actores han aparecido en esta farsa en la que se ha convertido la política en España. El afán de Pedro Sánchez por ser presidente, aún en perjuicio de la justicia, es terrible. Perdió las elecciones, obteniendo un pésimo resultado para sus aspiraciones. No es nuestro progreso lo que le mueve, sino el poder y su enemistad con el presidente en funciones Rajoy a quien ve como un obstáculo en su camino. Albert Ribera no encuentra su sitio. Podemos es un partido revolucionario cuyos fines últimos desconocemos. El Partido Popular promueve la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos. Mariano Rajoy tiene mi confianza y siempre lo defenderé ante los injustos ataques de un Sánchez que entiende la democracia a su manera.

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